Ni más ni menos que el expresidente español, Felipe González Márquez, se ha dignado a descalificar la Democracia Directa. A este inteligente señor no se le ha ocurrido otro argumento más sólido que decir que como en California las cosas van mal, es culpa de la Democracia Directa. En primer lugar, aclaremos términos: en California, como en otros Estados de los EE.UU. lo que hay es un sistema mixto que combina la democracia representativa con mecanismos de democracia directa de tipo referendario. Como en Suiza. De hecho el mismo González reconoce que en Suiza también se usa un sistema semejante al californiano, pero sin embargo no se fija en que allí las cosas no van tan mal, no: se fija en el caso estadounidense para advertirnos: «¡¡Democracia direeeecta maaaala!! ¡¡No tocar, niiiiiiños!!» Tenemos en acción de nuevo al abuelo cebolleta contando cuentos de miedo, cuando ve que los muchachos comienzan a indignarse porque la democracia representativa es una estafa y los supuestos representantes no representan a quienes les votaron.
González hizo todo lo posible durante la mal llamada Transición española y después para desactivar el potencial rupturista que había en los movimientos sociales a favor de una democracia auténtica en España, y favoreció la continuidad de facto del franquismo atado y bien atado. ¡Quién mejor que él, pues, para salir en defensa de la falsa democracia que ayudó a instaurar!
Nos alegra que alguien como él ataque el concepto de Democracia Directa, y que lo haga de una manera tan chapucera e infantil, porque eso quiere decir que tienen miedo y que los que cada vez más fuerte y más alto en todas las plazas de España, físicas y virtuales, pedimos una democracia real, una democracia directa… vamos por buen camino.
No es baladí que mencione el supuesto bloqueo a proyectos energéticos en California debido a la decisión de los ciudadanos. No podemos perder de vista que González es uno de los máximos defensores actuales de la energía nuclear. (Parece lógico que un sistema mínimamente «directo» de democracia haría inviable profundizar en la locura nuclear… y por lo visto eso le jodería bastante el señor expresidente.)
Antes he leído por ahí el ejemplo que alguien ponía para justificar la minoría intelectual de la ciudadanía. Sugería que, claro está, si dejamos las decisiones en manos del pueblo, votará permanentemente en favor de hacer hospitales y de no pagar impuestos. Esto no es sólo ridículo, sino fascista. Si se incorporan la democracia directa a los procesos deliberativos, la capacidad de corrección de cualquier posible error será enormemente más rápida. Es decir, el músculo ciudadano será lo suficientemente poderoso para entender que no es posible dotarse de hospitales sin realizar aportaciones o sacrificar parte de los ingresos. Otra cosa es los criterios que los ciudadanos, ahora sí soberanos, decidan aplicar para la redistribución de la riqueza. Y como sabemos, los impuestos son una de las herramientas más eficientes para ello. Claro que tienen miedo las gentes como González. Y hacen muy bien en tenerlo.
Totalmente de acuerdo. Hemos escrito sobre esta cuestión desde una perspectiva de la Dinámica de Sistemas en: http://www.d-3.info/democraciadirecta/2010/01/16/la-democracia-directa-digital-se-apoya-en-la-dinamica-de-sistemas/