La solución, democratizar la Unión Europea

Rafael Poch, corresponsal en Berlín del diario La Vanguardia realiza una dura crítica a los fundamentos de la Unión Europea y propone su democratización real como solución:

Sin una orientación social que la democratice, la Unión Europea no vale la pena.
(…)
¿Cual debería ser el nuevo discurso y el nuevo programa europeo?

Sus elementos son conocidos: keynesianismo, política social orientada hacia el pleno empleo, regulación de los mercados financieros e incorporar un gobierno económico a la UE capaz de actuar contra la especulación, bancaria o del ladrillo. En términos generales, afirmar la prioridad de lo político sobre los mercados. Poner por delante la Europa social, los intereses generales de la mayoría, sobre la Europa del capital y de las multinacionales cuyo horizonte es inestabilidad y belicismo. En resumen: democratizar la UE. En esas condiciones, o con esa perspectiva, el pacto social sería aceptable y asumible, pero la historia enseña que es improbable que se llegue a ello sin fuertes presiones de abajo.

De entrada parece poner el carro delante de los bueyes: una orientación social que la democratice. ¿No será al revés: que para tener esa orientación social la condición previa es la democratización? Más adelante incide en ello y pide la democratización de la Unión, sin especificar cómo.

Desde D³ no vemos otra manera que la devolución de la soberanía a los ciudadanos europeos a todos los niveles actualmente controlados por la oligocracia partidista: municipal, regional, estatal y europeo. Sin una Democracia Directa, hoy día perfectamente viable mediante las NTIC, no tendremos auténtica democracia y por tanto será muy difícil esperar ingenuamente por los decisivos cambios que los partidos bloquean en las instituciones representativas (o ni siquiera representativas, como es el caso de la Comisión Europea).