¿Qué tiene que ver la Democracia Directa Digital tal y como la propone D3 en el denominado Sistema D3, y la ciencia que estudia la Dinámica de Sistemas? Algo muy simple: la participación política establece ciclos de realimentación positivos que en la actualidad están rotos e incluso invertidos. Es decir, hoy en día la desmotivación de los electores a la hora de participar en elecciones o referenda está absolutamente correlacionada con la efectividad de esa participación. Dicho de otra manera, cuanto más participan, más se ven defraudados por el resultado de su participación (incumplimiento de promesas electorales, corrupción política, cesión de soberanía a entidades no electas, etc.).
Sin embargo, en un sistema de Democracia Directa, se establece un circuito de realimentación positiva cuando el ciudadano participa en la determinación de una política concreta. Como es previsible que elija en la mayoría de las ocasiones, aquellas opciones que le favorezcan más, y al no existir intermediarios que rompan la relación directa entre opción-bienestar, comprobará que cuanto más participa, más se beneficia por los efectos de sus elecciones. Y quienes no participan pueden observar ese beneficio en quienes sí lo hacen y por tanto, participar en sucesivas decisiones. Por tanto, la desaparición de un elemento perturabador en el sistema (el intermediario político o representante) hace que el ciclo de realimentación positiva funcione en el sistema dinámico (ahora sí) democrático. Los sistemas políticos son sistemas dinámicos y la Democracia Directa es un mecanismo para modificar esos sistemas de manera que cumplan su función legítima. Ya es hora de que iniciemos el cambio de las dinámicas de la democracia.