Se está volviendo a hablar en Euskadi del famoso derecho a decidir de los vascos. Pero decidir ¿el qué?
Esta expresión equivale para los partidos a favor de la autodeterminación nacional (PNV, EA, IU, Aralar… Batasuna) al derecho a decidir la forma de relación entre Euskadi (algunos amplían a toda la Vasconia, es decir Euskal Herria) y España. Lo curioso del caso es que se defienda con contundencia este derecho por parte de los citados partidos, mientras que se omite o directamente se niega el derecho a decidir cualquier otro aspecto de la Política.
Si los vascos tenemos derecho a decidir independencia sí / independencia no, ¿por qué no tenemos derecho a decidir qué Ley del Suelo queremos, por ejemplo, o si queremos instalar incineradoras, o si necesitamos la Y vasca o el Tren de Alta Velocidad, o elegir el tipo impositivo del Impuesto de Sociedades? ¿Qué respuesta dan a esta incongruencia esos partidos (y los demás)?
Su respuesta es hurtarnos la capacidad de decidir, cocinando y aprobando sus leyes sin consultarnos, o haciendo caso omiso cuando existe algún tipo de consulta y se expresa la voluntad de los ciudadanos (caso de las incineradoras).
Hablemos pues, del derecho a decidir pero con todas las consecuencias, llevando el debate a todos los ámbitos, no sólo al que interesa al lehendakari y su partido, o cuando procede, como diría la vicepresidenta del Gobierno Español. Esto pondrá en evidencia las contradicciones de esta pseudo-democracia donde se nos venden unos derechos mientras se nos niegan otros, donde sólo somos soberanos cuando les interesa a las élites que supuestamente nos representan.
Ya es hora de devolver la decisión a los ciudadanos pero sobre todos los asuntos públicos, a todos los niveles. Es hora de la Democracia Directa.
Re: El limitado ‘derecho a decidir’ de Ibarretxe
En efecto, el mensaje dentro del mensaje de los partidos políticos es «Abogamos por su derecho a decidir lo que queramos que decida». Parece que toda propuesta democrática salida de las formaciones políticas, por muy radical que parezca su enunciado o su eslogan, tiene siempre el objetivo último de legitimarse como «único» gestor político de la sociedad. No sólo determinan lo que la gente ha de elegir, sino también que sean ellos quien gestione las decisiones de la sociedad previamente pasadas por el colador de la «prudencia» (la vice presidenta del Gobierno Central dixit).
Pero a lo partidos les ocurre lo que a Quijote con los molinos pero a la inversa, es decir, convierte a los ciudadanos en molinos que agitan sus aspas en la dirección del viento dado. Lo que sucede es que los molinos son en realidad caballeros. Caballeros que ponen en cuestión la legitimidad de una democracia muy dañada. ¿Alguien se imagina una participación electoral en España semejante a la de las últimas legislativas de Marruecos, con su abstención del 63%? Quizá vayamos en camino.
Re: El limitado ‘derecho a decidir’ de Ibarretxe
Conviene no olvidar que Ibarretxe desarrolla con el «derecho a decidir» un juego igual de surrealista que las azarozas hazañas de Alicia en su país de las maravillas. Los amigos de esta no son muy diferentes a los socios y asesores del insigne Lehendakari. El último capítulo vasco del «derecho a decidir» lo abrió Ibarretxe hace tiempo, como caja tricolor de pandora, pero con mucha precaución, al condicionar que la anuncia consulta – tan anunciada que tiene visos de convertirse en aparición – sólo tendría lugar en ausencia de violencia. Y aquí, cogido a contrapié por los acontecimientos y a contraboca por sus propias palabras, a Ibarretxe le sucede un discurso, aunque casero, muy poco original: «donde dije digo, digo Diego». Un discurso, que dicho sea de paso, no desata sorpresa y cuya retaíla de fondo – ese derecho legítimo a decidir de cualquier sociedad – está muy manoseado desde hace décadas por quienes ya en en el presente o en el futuro son y serán el principal obstáculo para el ejercicio demócratico en Euskadi.
El desaguisado de las «decisiones» internas
No hace mucho se publicó en este portal la famosa carta de Imaz que tanto revuelo y alarma causó, a pesar de que a la hora de dimitr fue calificado de moderado por los que vieron en dicha carta extremismos peligrisísimos. Esta inconcurrencia ya habitual en los discursos de los partidos ante la opinión pública se traduce en iguales paradojas internas cuando no derivas totalitarias. Observemos al PNV, por ser el pez que últimamente más abre la boca sobre el tema. Las rivalidades en los aledaños de su cúpula resultan bien patéticas, no solo por el espectáculo inmediato, sino porque en el PNV se dilucida más bien qué postura global tomar para no perder poder ni espacio ante la coyuntura terrorista en vísperas electorales. En el seno del PNV – como siempre desde que sabe que tendrá que pactar para mantener el poder – se dirime si es necesaria una estrategia virando a babor o a estribor. No le ocurre al PNV nada distinto de lo a que los otros partidos allá donde gobiernan, sólo que al partido jeltzale esto le ocurre desde hace 21 años, con 6 años previos de gobierno absoluto. Son 27 años de ininterrumpida poltrona. ¿Está más bien el PNV decidiendo los próximos 27?
Re: El limitado ‘derecho a decidir’ de Ibarretxe
Los primeros despachos de agencias avanzan lo que parece será el esqueleto del discurso de Ibarretxe en el debate de política general del Parlamento vasco del día 28 de septiembre: el lehendakari trasladará al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, «la necesidad» de iniciar un proceso de negociación bilateral entre los Gobiernos vasco y central para lograr «un acuerdo de normalización y pacificación». En caso de que esto no prospere, planteará una consulta popular, según han informado fuentes cercanas al tripartito (1).
Esta propuesta ya estaba recogida en la ponencia que el PNV aprobó el 10 de Septiembre. Pero tiene bastante miga. por un lado, el lehendakari ha repetido ad infinitum en la innegabilidad del derecho a decidir, en lo que debía suponerse no es otra cosa que la legitimidad de la consulta popular. Pero ya se sabe que el hombre no está a la altura de su retórica, y en política la palabra está a ras de suelo y la retórica en las bellas nubes.
Lo que el Lehendakari vendrá a defender, y por extensión su partido el PNV
Re: El limitado ‘derecho a decidir’ de Ibarretxe
Un diario señalaba, hoy 28 de septiembre, que el PNV tenía previsto en un documento conjunto firmado con EA en 2004 una fecha para una posible consulta (1). Esa fecha se situaría antes de finalizar 2008. El lehendakari, Juan José Ibarretxe, avanzaba en el pleno de política general que, en efecto, el 25 de octubre de 2008, fecha del aniversario del Estatuto de Gernika, se someterá a la sociedad vasca bien a un referédum de un pacto político que todavía debe ser alcanzado con el Gobierno central, o bien, si ese pacto con el Ejecutivo central no se alcanza, a una consulta popular no vinculante sobre el futuro de Euskadi.
La hoja de ruta que propone el lehendakari tiene las siguientes fases:
Primero: alcanzar de aquí a junio de 2008 un pacto con el Gobierno central sobre el futuro de Euskadi que contenga el respeto a la voluntad de la sociedad vasca.
Segundo: convocar un Pleno de la Cámara vasca en junio de 2008 para aprobar dicho acuerdo.
Tercero: si en ese Pleno el pacto con el Gobierno central es aprobado, entonces se convocaría un referéndum vinculante el 25 de octubre de 2008. Si, en cambio, el Pleno rechaza el pacto, entonces se someterá a la Cámara que decida sobre la celebración, también el 25 de octubre, de una «consulta» no vinculante para expresar la voluntad de la sociedad vasca.
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(1) El PNV y EA tienen pactada en secreto la fecha del referéndum desde diciembre de 2004, El País, 28, septiembre de 2007
contagios consultivos
Aunque no sea el objetivo de Ibareretxe, quizá haya que agradecer que se haya abierto el debate sobre el derecho al referendum que tiene la ciudadanía. Es un favor que los ciudadanos debemos a políticos y jueces que, como ya sucedió con viñetas y artículos referidos a la Corona, consiguen con sus acciones lo contrario de lo qeu pretenden. Los grupos parlamentario s catalanes constituirán una ponencia donde se discutirá cómo y de qué manera la Generalitat y los ayuntamientos podrán ejercer el derecho reconocido en el Estatut a las consultas populares (Público, 29/09/07). Cada partido tiene una idea diferente del tiempo en que deba redactarse dicha ponencia, la de CIU es de nada menos que 6 meses (!).
Esquerra defiende que la Generalitat pueda convocar un referéndum de autodeterminación para 2014. Pero esto, evidentemente, choca con las disposiciones legales que atribuyen al Estado «esta competencia en exclusiva».