La participación registrada en las elecciones municipales del 27 de Mayo fue del 63,83 por ciento, la tercera más baja en la historia de la democracia. El 36,19% dijo NO a los partidos políticos. Segundo dato de interés: más de 425.000 ciudadanos optaron por depositar su voto en blanco, lo que supone un 1,90 por ciento del total y hace de esa opción la quinta en las preferencias de los electores, por detrás de PP, PSOE, IU y CiU.
Lo que los principales partidos pretendían convertir en un plebiscito en su lucha por el poder en 2008, ha venido a demostrar no sólo su creciente pérdida de legitimidad sino la del sistema de partidos en si. En primer lugar se vislumbra que tal sistema de partidos se encamina al bipartidismo isabelino del siglo XIX. Pudiera suponer una paradoja a priori, pero no lo es si examinamos que el moderno centrismo que hoy rige la ideología de los principales partidos es una variante de los partidos de Cánovas y Sagasta. La radical pluralidad que exige cualquier proyecto de Democracia ha quedado hoy enterrada en beneficio del acceso alternante de dos partidos a los resortes del Estado. Es así cómo la razón de Estado ha sustituido a la razón democrática.
Frente al fenómeno de la abstención, el discurso de los políticos es idéntico y manido, desviando el significado y la intencionalidad política del no-voto hacia una supuesta irresponsabilidad ciudadana basada en el “pasotismo”. La gente que pasa, pasa ante todo de los políticos, lo que es una decisión juiciosa ante la realidad. Valoración similar merece a la cohorte política el voto en blanco que reunido sería nada más y nada menos que la quinta fuerza política. ¿Qué es el voto en blanco si no un radical rechazo a la decadencia a la que los partidos están sometiendo el ejercicio democrático?
Es de suponer que las diferentes sensibilidades que hoy reivindican un ejercicio realmente democrático sumen proyectos, enriqueciendo su propuesta democrática, en la que tengan cabida tanto el anhelo democrático de quienes no votan como de quienes lo hacen en blanco.
Zapatero: «todo el mundo está contento»
Muy pertinente tu análisis, compañero. Además el mismo Rodríguez Zapatero se ha encargado de darte la razón cuando ha declarado hoy que le parece estupendo que tanto Rajoy como él se sientan satisfechos con los resultados de estas elecciones. Según él, es lo bonito de la democracia, que todo el mundo pueda estar contento a la vez. Por lo visto el mundo se reduce para Zapatero a él y su amigo Rajoy. ¿Está contento el inmigrante que no ha podido votar? ¿Está contento el vecino que verá cómo durante otros 4 años su municipio es pasto de la corrupción y la especulación? ¿Están contentos los agricultores que verán cómo su autonomía no les presta la ayuda que requieren? ¿Están contentos los jóvenes que verán otros 4 años cómo siguen sin abrírseles el acceso a los miles de pisos vacíos de su ciudad? …y ahí cada quien que ponga sus expectativas que seguirán 4 años más sin ser satisfechas por los politicos. Para Zapatero ellos no deben formar parte del mundo >:-(
PSOE+PP=El partido único
Es normal que estén ambos contentos. PSOE y PP conforman lo que Chomsky llamaría las dos facciones del partido único. En los USA tiene al Partido Demócrata y al Republicano. Aquí tenemos al PSOE y al PP. La democracia en nuestro país se limita a elegir el color de la corbata de quien decide nuestro destino.
Abstención
El análisis me parece realmente oportuno. La abstención ha sido la parte que más votos ha significado, si observamos el resultado por el número de votos de cada «fuerza». Obviamente, los políticos no están por la labor de detenerse públicamente en la abstención o en los votos en blanco, porque representan la contradicción del sistema, de su sistema. Un gran número de ciudadanos que no votaron estas elecciones han seguido unos principios que nada tienen que ver con una representación de las élites, una representación paternalista que decide por sus ciudadanos.
Ibarretxe preocupado por la abstención
Hoy hemos oído al lehendakari de todos los vascos y las vascas lamentarse y lanzar un llamado de atención ante la alarmante abstención. Hacen como con el cambio climático, lamentarse y aunque tienen la solución delante de sus ojos (devolver la soberanía al pueblo) no la aplican. Cuando el ciudadano sienta que votar vale para algo, votará. Para cuanto más paripé contempla, menos se puede sentir implicado. «La política no va conmigo, paso de política»… lógico, porque se ha identificado interesadamente «política» con «partidos políticos». El día que se les demuestre que ellos pueden hacer la política, ese día la abstención será historia.
¿Paternalismo o hipocresía?
Eva, yo más bien calificaría de hipocresía esa representación porque dicen representar a unos (los que los eligen, los ciudadanos) cuando en realidad representan (secretamente) a otros: las élites económicas, grupos de interés, etc. ¡Es el Gran Guiñol de la Farsa Política! Lógicamente quien lo va percibiendo tras crecer su desencanto y decepción año tras año, acaba renegando de la política, porque no se le ofrece otra opción que no sea un partido u otro u otro más… Hay que romper con este nudo gordiano de la representatividad y colapsar la cadena, como ha hecho la tecnología en muchas otras áreas (negocios, trasmisión de la cultura, etc.): ya no necesitamos intermediarios que nos engañen y se queden con su cuota comisionista del poder.